LA ENCRUCIJADA DE TACNA… OTRA VEZ.

Lima, diario La Primera 19 de enero de 2014


Tacna, la heroica Tacna, ha conocido durante la República dos intensos procesos de chilenización que afectaron dramáticamente su existencia  El primero  se inició luego de la guerra del salitre, cuando Chile buscó por todos los medios que la población de Tacna votara a su favor durante el plebiscito que debió  realizarse en 1895 y que Pershing y Lassiter impidieron se concretara fraudulentamente en 1925.

La segunda chilenización  es la que vive  hoy en día. Esta vez también  acompaña a una invasión. Sigilosamente, desde la década de 1950 la flota de guerra chilena ingresó al mar de Tacna a fin de que, luego, su flota  pesquera saqueara su biomasa marina. Chilenizado el mar, había que  chilenizar la población de Tacna, para que no proteste.   ¿Cómo doblegarla, sabiendo que  durante la primera  chilenización, no fue suficiente  casi medio siglo de violencia?.

El camino, hábilmente diseñado,  apuntó a neutralizar la protesta recurriendo esta vez a la dádiva. De los miles de millones de dólares obtenidos solo por el grupo Angelini  por la pesca  obtenida del invadido mar tacneño , bastó canalizar una pequeña fracción de ellos hacia Tacna. Así, paulatinamente  gran parte de la ciudad heroica pasó a convertirse   en un mercado persa  donde a precios de bagatela la población del norte chileno adquiere ahora una profusa alimentación urbana y campestre, servicios de todo tipo (dentales, oftálmicos, médicos, cirugía, tratamiento  estético, etc.), diversiones (casinos, clubs nocturnos, etc.), arrastrando de paso las más perversas lacras sociales (prostitución, drogas, blanqueo de dinero, crimen y violencia).

El efecto buscado parecerìa haberse conseguido. Hoy por hoy gran parte de la población ya no es de Tacna, especialmente la ligada al espejismo mercantil. Como a un panal de miel, miles de afuerinos de todo el Perú año tras año han sido atraídos hacia Tacna en pos de algunos gramos del  oro pesquero sustraído  por Chile del rico mar tacneño. En realidad esta constituye una segunda ola migratoria, superpuesta a la altiplánica que llegò durante el último cuarto del siglo. XX, y que cuenta ya con hijos del Caplina que  son de segunda y tercera generación.

Los tacneños de vieja y reciente raíz han pasado a ser parte de un conjunto abigarrado de grupos que ha sido desbordado por la reciente ola migratoria de técnicos, profesionales, comerciantes y gente de mal vivir  de todo el país que han pasado a hegemonizar el flujo mercantil propiciado desde el sur. Esta nueva población migrante tiene  poco  interés en los problemas marítimos de Tacna. Por el contrario está feliz con que el statu quo se mantenga. Nada que aminore el flujo de chilenos será bueno para ellos. Y si en un momento, Santiago cierra la frontera, es probable que salgan a protestar por haber provocado esa reacción en sus clientes.

En suma, la chilenización, aparentemente, rindió sus frutos .De una parte ha permitido a Chile reducir los costos de la reproducción de su fuerza de trabajo norteña  y al mismo tiempo ha neutralizado la voz  de los tacneños incluyendo los de  vieja raíz. Estos últimos no solo han visto disminuir  su capacidad adquisitiva (alimentos mas caros, servicios públicos deficientes, hay hospitales cuyos pacientes en un 30 % son chilenos) sino .que deben ahora resignarse a  una ciudad, que se ha vuelto socialmente insalubre, con todos los flagelos de la delincuencia y otros males de la tierra acrecentándose cotidianamente.
Pero Santiago ha ido más lejos, ha   llevado sus dólares al templo mismo de la peruanidad tratando de comprar la lealtad de los descendientes de la época del cautiverio. Muchos de los que tuvieron parientes durante la  ocupación chilena, pueden recibir  beneficios económicos del gobierno de Santiago, incluyendo una pensión, si  toman la ciudadanía chilena. Y qué doloroso es ver  apellidos  insignes que dieron todo por  el Perú, estampados ahora en los flamantes pasaportes sureños.

Aunque parezca increíble, Tacna tiene una herida abierta desde hace 130 años .Durante los primeros cincuenta luchó hasta vencer para que la bandera peruana flameara bajo su cielo. Durante los últimos sesenta ha visto con tristeza como esa bandera ha sido arriada del lugar donde  con tanto sacrificio y esperanza sus padres y los padres de sus padres   la plantaron.
Después de la Haya entonces, ¿qué le espera a Tacna? ¿Recuperará su mar, incluyendo sobre todo sus diez primeras millas marinas donde se ubica su riqueza pesquera esencial? ¿Será esa riqueza biológica el nuevo salitre que nos impondrá Chile en las conversaciones en marcha? .¿Mantendrá Santiago su interés?  geopolítico por avivar el flujo mercantil en la frontera? Y otra vez, ciento treinta años mas tarde, pervive la pregunta, ¿cuál será el destino de Tacna?


Por supuesto hay muchas interrogantes mas que nos asaltan. Pero hay una que como pueblo nos parece imprescindible responder:¿qué nos llevó a aceptar lo inaceptable: cerrar los ojos a la presencia del invasor en nuestro mar durante cincuenta años? .Si queremos aprender, si queremos que lo ocurrido nunca más se repita no basta con hacer una lista de lo que hicimos esas décadas; no callemos  a las nuevas generaciones el peso inmenso  de lo que nos correspondìa hacer y no lo hicimos..






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