VILLAVILANI II


                                                                                           

Esta columna nace bajo un nombre emblemático para Tacna, el Tacora, el volcán Tacora. Tan tacneño como el inmenso mar Pacifico  que nace al pie de sus costas. Ambos volcán y mar, durante miles de años   acompañaron  a todas las generaciones de pobladores que decidieron ligar su vida a estas hospitalarias comarcas. Y así se fusionaron en una sola totalidad su mar, su flora y fauna, sus valles, quebradas, cursos de agua y empinadas elevaciones.. Y naturalmente, su vigía perpetuo, el patriarcal  Tacora señalando siempre la ruta terrestre más  amable para llegar  al altiplano y al Atlántico.
Ese todo histórico, fruto de tantos siglos de  esfuerzo, fue invadido desde el sur y luego de un cruento cautiverio de 50 años, lo entregaron amputado, sin Arica. Nos resignamos. Perdíamos  el puerto pero nos quedaba el mar. Perdíamos la provincia de Arica pero nos quedaba la provincia de Tacna. 
Eso creíamos. Nuestro vecino aprendió entre tanto  que ya no necesitaba invadirnos. Tenía de su lado esta  vez  un arma más letal y práctica: aprovecharse de nuestra irresponsabilidad y cómo no, de nuestra ignorancia. El volcán Tacora que estaba ubicado en la provincia de Tacna, a la hora de firmar en 1929  el ya famoso Tratado, el invasor se lo llevó , sin un disparo, aprovechando nuestra indolencia.
Otro tanto ocurrió años más tarde en el Pacifico. Chile un buen día invadió el mar tacneño aduciendo que era suyo. Otra vez, no hicimos nada.. Después  de cinco décadas, reclamamos a la Corte de la Haya. El árbitro sentenció entonces que la documentación presentada indicaba la existencia de un acuerdo tácito entre los dos países. Es decir otra vez  Tacna pagaba caro  las negligencias de nuestros gobernantes .No habían  hecho lo que debían.
Pero los golpes no solo los recibíamos del sur. Lima, para paliar sus desatinos con los tacneños les prometió después de la Haya el oro y el moro a través del Jefe de Estado. Por supuesto no devolvía a Tacna nada equivalente a lo que había perdido. Pero por lo menos le permitiría sobrevivir como patio de comidas y de diversión non santa a la que  han  convertido los pesos chilenos obtenidos de nuestro mar perdido.
Uno de los compromisos más urgentes que asumió el presidente Humala era evitar que Tacna, ciudad y campo, muera también de sed. No tiene agua. El proyecto Villavilani II impulsado por iniciativa privada era una esperanza de que por fin la cuenca del Caplina se abordara integralmente.. Súbitamente  nos acabamos de enterar que Lima simplemente lo ha descartado. Se hará como obra pública, ha sentenciado.¿Se hará? ¿Otra vez gato por liebre? ¿No sería mejor que el gobierno central le transfiera los recursos al regional y este se encargue de su ejecución?. El Presidente Regional acaba de ser elegido y está aún en la  expectativa de todos los tacneños.
 Después de todo, como en el cautiverio, Tacna tiene que aprender a defenderse sola.
No lo olvidemos. Tiene vecinos en el sur que desde hace casi siglo y medio viven  atentos a medrarla. Y hacia el norte, al pie del Rímac, están los del poder, siempre dispuestos a “mecerla.” 

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